'¿También usas polvera?'

MARTES

El otro color del Perú

Algunos artistas están condenados a tocar la gloria cuando no tienen ya el sentido del tacto porque la ceniza es una materia vana. Ese es el caso del poeta y folklorista Nicomedes Santa Cruz (Lima, 1925- Madrid, 1992), el hombre que animó, le puso cara y sentimiento a la cultura negra de Perú y se la entregó a sus compatriotas después de indagaciones, canciones y poemas. Y, al fin, cayó en el olvido.

Fue una labor que comenzó casi solo y sin recursos a mediados del siglo pasado. Quería que la música, la poesía, la manera de ser y de hablar de los hombres de origen africano asentados en la costa peruana fueran lo que realmente son, una parte importante de la riqueza de esa nación sudamericana. Él, también periodista y presentador de televisión, promovió esa fuerza que llegó de lejos y halló en Perú un espacio donde soñar que los suyos seguían en sus tierras.

Ahora que la afroperuanidad es un componente fijo en la música contemporánea de ese país y que la presencia negra es un elemento natural y valorado, el poeta limeño, autor de una decena de libros singulares y relevantes, entra con firmeza a la historia de la cultura de su país y de América, un sitio en el que debió estar desde que escribió sus primeras décimas mientras daba martillazos en una herrería en su primera juventud.

Su labor como animador de la presencia africana en el Perú es tan reconocida que en la fecha de su cumpleaños, el 5 de junio, se celebra el día de la cultura negra en ese país. Lo que muchos escritores y críticos creen es que la obra poética de Santa Cruz necesita más difusión para las nuevas generaciones de lectores de aquella región. Se trata de décimas escritas en un español rico, original y potente, con mucho sentido del humor, giros populares, ironías y recreaciones de la vida de los negros y sus relaciones con una sociedad en la que son minoría.

Santa Cruz busca el cierre del cero, la pureza de lo negro como potencia. No se le puede vincular sin reservas a otros dos grandes autores latinoamericanos inclinados a los colores serios como Luis Palés Matos y Nicolás Guillén. Tanto el puertorriqueño como el cubano buscan la mezcla, lo mulato, un nuevo matiz. El autor de Poema: meme neguito y De ser como soy me alegro prefiere la limpieza y la originalidad de la noche absoluta.

En 1981 el poeta se quejaba de que muchos de sus compatriotas se burlaban de los contenidos de sus décimas que leía con su voz de trueno. Era difícil para los peruanos de otros orígenes entender y disfrutar, por ejemplo, esta crítica despiadada que Santa Cruz le hace a una mujer negra que trata de imitar a las señoras blancas de la aristocracia. Estos versos son de esa pieza: «¡Qué...! ¿También usas polvera?/ permite que me sonría/ ¿Qué polvos se pone usía?/ ¿ocre? ¿rosado? ¿rachel?/ o le pones a tu piel/ cisco de carbonería».

MIÉRCOLES

Gortázar y las serventías

El libro Cuba: camino de libertad, de Guillermo Gortázar, presentado esta semana en Madrid, es un catauro confiable y seguro para viajes largos en el que van historia, solidaridad, la amistad, señas de enlaces entre España y Cuba, mensajes privados, buena prosa y una cálida evocación de amigos que ya no están, como el creador del movimiento de Derechos Humanos Gustavo Arcos Bergnes,Leopoldo Cifuentes y Osvaldo Payá Sardiñas.

El historiador y abogado español ha reunido en 200 páginas y una variada colección de fotos un relato cronológico de sus más de 20 años de trabajo a favor de la democracia en la isla. Y es una antología de discursos, conferencias y documentos por la que pasan tanto su vida privada como su labor en la presidencia de la Fundación Hispano Cubana, institución que fundó en 1996.

Es la evocación de una complicidad, de una adhesión sin extravíos. Una reseña escrita en primera persona por Gortázar, un hombre que ha reunido a muchos amigos para trabajar por Cuba. Y que lo ha hecho con inteligencia, resolución y sensibilidad para que los avatares de la marcha, con la muerte incluida, no perturben ni empañen las lealtades.

Veo en el libro muchas vías difíciles y silvestres, unas serventías que atraviesan destinos particulares, arroyos, ciénagas, tierras baldías y desembocan finalmente en el camino real.

MIÉRCOLES

Llorar por Bebo

Una hora después de la muerte de Bebo Valdés, la Asociación de Lloronas recibió la orden del Partido Comunista de empezar la operación Camarada Lázaro, para resucitar al músico en Cuba y ponerlo al servicio de sus verdugos. Nada de detalles sobre su salida del país en 1960 porque se dio cuenta de que no podía vivir bajo una dictadura. La orden es aceptar, por primera vez en más de 50 años, que era cubano.

De inmediato, la milicia de guatacas ha salido a lamentarse, enlutada, para que quienes lo obligaron a irse aprovechen una brizna de su gloria.

Si alguien pregunta mucho, orientó el cafre de guardia, digan que era un negro atarantado que no entendió bien el proceso revolucionario, pero ya, a los 94 años, comenzaba a cambiar. Además, dejen caer que le gustaban el frío y el vino blanco. Y el coro llora en seco por un hombre que la semana pasada no podía mencionar.